RASEL Y HENRY MÉNDEZ – ESTÁS TO’ BUENA [COMENTARIO DE TEXTO]

Por: ECR

Una vez más, desde Comentarios de reggaeton, les ofrecemos un exhaustivo análisis de otra obra de arte como constituye esta composición, titulada «Estás to’ buena». Suplicamos al lector que no subestime el tamaño de esta hazaña, pues requiere valentía. Está compuesta por el poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer Rasel (Rafael Abad Anselmo) y el excelso y renombradísimo dominicano Henry Antonio Méndez Reynoso (Henry Méndez), ya conocido por «El Tiburón», una obra que poco tiene que envidiar a esta misma en calidad lírica y retórica. Así pues, comencemos.

«Ah, let’s go!

Rasel… Méndez

Oye niña… dale mambo.»

La obra comienza con su debida introducción, pues ambos autores no desean caer en el anonimato que provoca el ser solamente escuchado en la feria o en clase de zumba. En ella emplean el idioma anglosajón para hacer gala de su cosmopolitismo y cultura. Además, introducen el vocativo «oye niña», del que harán uso a lo largo de la obra.

«Oye niña…

Tú…estás to’ buena

Tú…estás to’ buena

Tú…estás to’ buena

Oye niña…

You’re sexy girl.»

El estribillo, el corazón de esta obra, sucede a la introducción, para así no dejarnos con la intriga que supone la revelación del tema y cenit musical del poema. Aquí volvemos a apreciar el tópico mulier comestibilis (que tanto inspiraba a Kiko Rivera), cuando dice «estás to’ buena», un coloquialismo que se podría utilizar cuando se habla de comida, pero que en este caso se aplica a una mujer o la «niña», que como bien sabemos es una metonimia que se refiere a la amada y no a una menor. Puede ser que la descripción de la compra sea para los artistas similar, sino idéntica, a la concepción, y en consecuencia la prosopopeya, de su musa y protagonista de la obra, a la que quieren enterar de su propio atractivo, cosa que hacen repetidas veces y en diferentes idiomas. Toda una declaración de amor.

No podemos hablar de rima porque la repetición exacta de los versos al más puro estilo Pitbull no puede considerarse como tal, y de hecho los artistas ni siquiera pretenden introducirla, pero sí que podemos destacar la musicalidad y el ritmo que aporta este recurso que pocos alcanzan a utilizar con semejante destreza.

Aún así, todo esto puede interpretarse como, no una exhortación a una musa concreta, sino a todas las oyentes de semejante composición, en un proyecto a escala gigantesca para aquellas danzarinas nocturnas con bajos niveles de autoestima.

«Esa niña me vuelve loco

cuando baila como un terremoto.

Si me tocas, yo a ti te toco .

Dame un poco, dame un poco .

Huele bien a canela y coco.

Si te acercas, yo exploto .

Llámame si quieres loco.

Haré que no te sepa a poco.»

En esta estrofa queda claro que, Rasel, tras olvidar totalmente la rima en el estribillo, compensa anteponiendo directamente la forma al contenido con una excelsa estructura fruto de una genial espontaneidad, deducimos, tras la falta de orden y concierto en el número de sílabas. No obstante, la rima alcanza la perfección de la estructura «AAAaAaaa» con todas las palabras que acaban en -oco u -oto (salvo moco y toto, que bien podrían haber encajado y no serían los primeros en introducirlas), llegando, en este despliegue de cultismos y refinamientos, al límite del vocabulario acabado en estos dos grupos de fonemas. Además el poeta decide repetir tanto la palabra «poco» en tres ocasiones, como «loco» en dos. Excelso.

El significado de estos versos parece adaptarse más a la «rima» que a ningún tópico más allá que el de mulier comestibilis. Podemos destacar la reciprocidad en «Si me tocas, yo a ti te toco», que nos recuerda a otra obra maestra, Lagarta, de Sandro Rey, y por supuesto «Si te acercas, yo exploto», una metáfora que nos lleva al concepto de mujer explosiva que con tan poca frecuencia se ha visto en otras obras del género.

«Oye Henry ¿qué es lo que pasa?

Los inquilinos llegaron a casa.

Ella está fuerte y sabe kung-fu,

y te saca la lengua a lo Miley Cyrus.

Se hace fotos con sus amigas.

Ellas saben que tú las miras.

Tú las ves y tragas saliva,

y es que estás to buena, te fuiste pa’rriba.»

Inesperadamente, Rasel interrumpe su conversación con la musa para iniciar un diálogo con su compañero en versos Henry Méndez. Dice que «los inquilinos legaron a casa», es decir que ellos llegaron a la discoteca. A continuación, comienza una elaborada prosopopeya de la musa, que está fornida y es conocedora de las artes marciales orientales. Por ahora los poetas nos sorprenden, pues no es el tipo de musa que abunda en estas composiciones: da la sensación de que es independiente y no se deja llevar por las convenciones sociales. No obstante en el siguiente verso, que por su profundidad y recursos metafísicos brilla en el contexto de la obra, desmiente esta teoría: «y te saca la lengua a lo Miley Cyrus». Para empezar, el artista cambia la sílaba tónica del apellido de la gran Sulpicia tennesiana, acentuando la última de ellas. Si creíamos que la musa no se ajustaba a los cánones de la sociedad actual, aquí llega la magistral comparación de la forma en que la ninfa saca la lengua en actitud provocativa. Al parecer, en una actitud sobresalientemente lasciva, esta deja ver el complicado músculo tal como lo hizo la norteamericana en su conocidísimo clip audiovisual de «Wrecking Ball», toda una sensación en la época de los poetas, en la que la autora anglosajona aparecía succionando un martillo de albañil. Toda una llamada a la atención de los padres que, inconscientemente, permiten que sus hijos contraigan el tétanos.

No contenta con «sacar la lengua a lo Miley Cyrus», la amada se dedica a fotografiarse con otras damas con intención, según los artistas, de provocarlos, ya que son conscientes, tras la excesiva repetición del estribillo de esta obra, de su propia belleza.

HENRY MÉNDEZ

«Oye niña, tú tienes guasa.

Cuando caminas retumba la masa.

Vente conmigo, verás lo que pasa.

Hacemos gym y quemamos la grasa.

Henry Méndez controla el sistema,

tu cara de niña es de to’ menos buena.

Vente conmigo y entramos en faena

Para resolverte todos tus problemas.»

Henry Méndez, el gran bardo de la República Dominicana nos ilustra en estos momentos con unos versos sin parangón. En relación con el mulier comestibilis, Méndez introduce en esta estrofa el tema de la buduska, rescatado de los albores del género, cuando Héctor «El Father» no había hecho más que empezar a evangelizar nuestros tímpanos. Nos presenta a una muchacha en edad de merecer aunque con sobrepeso, la cual atrae irremediablemente al poeta. Hace referencia a su gordura al describir la onda expansiva que su caminar provoca y ofrece acompañarla al gimnasio para acabar con sus complejos, y dado que utiliza la primera persona del plural, puede que sus intenciones no sean meramente solidarias, sino que quizá vaya por propio interés. Por otra parte, la dama que describe tiene «guasa», ¿qué quiere decir con esto? ¿Que destaca en el mundo de la comedia? Nada de eso señores, todo lo contrario, Henry juega aquí con la paradoja, que completa en el sexto verso cuando dice que su «cara de niña es de to’ menos buena», una elipsis de la que se sobreentiende que es provocativa o lasciva, creando una doble paradoja con el título del poema (Estás to’ buena y de to’ menos buena) y el primer verso de la estrofa. Magistral.

No obstante, y aunque les cueste creerlo, Henry Méndez no hace más que una mera introducción del tema en estos versos y la cúspide de su producción todavía está por llegar.

RASEL

«Oye Henry ¿qué es lo que pasa?

Vete pa’ ella y pídele el WhatsApp.

HENRY MÉNDEZ

Oye Rasel, la tipa está fuerte,

como te pille te deja caliente.

Es una tipa muy exuberante

capaz de tumbar a cuarenta elefantes.»

En un asombroso y profundo diálogo, capaz de sacarle los colores a El Banquete de Platón, Rasel interacciona con Méndez. El primero le insta a que establezca contacto con la musa y le demande su número de teléfono, del cual WhatsApp sería una metonimia, pues, como bien es sabido se necesita el número de teléfono para establecer contacto via dicha aplicación. Este recurso no destaca por su significado sino por su forma, pues no utilizaría esta fórmula de no rimar con «pasa», lo cual demuestra una gran variedad y riqueza léxica. Pero es la intervención de Méndez la que realmente destaca, este «Sócrates», dirigiéndose a su interlocutor afirma que la musa «está fuerte» y «como te pille te deja caliente». De nuevo, en relación con la comida, esta vez la comparación se invierte, simbolizando la totalidad del género masculino una pizza y la musa un microondas (aunque por la talla que se afirma que tiene más bien podría corresponder con un horno de piedra). Pero las aparentes cualidades caloríficas de nuestra ninfa no son nada al lado de la prosopopeya de los dos últimos versos. No sólo el poeta se esfuerza en utilizar el vocablo «exuberante», que no debe frecuentar en su lengua oral, sino que lo hace para rimarlo con «capaz de tumbar a cuarenta elefantes». Mi sorpresa no es descriptible con palabras, pero debe asemejarse con la impresión que cualquier lector sobrio pueda experimentar. Quizás estemos ante la hipérbole más descarada de la historia de la literatura: ¡cuarenta elefantes! La gordura de la dama se exagera aún más que la nariz de Góngora, mucho tiene que «retumbar la masa» para provocar semejante efecto y mucho «gym» se necesita para revertirlo. ¿Y por qué cuarenta? ¿Una cuerentena? ¿Los días que pasó Jesús en el desierto? Desconocemos si se trata de un significado religioso, pero se necesitaría algo más que la erudición del profesor Langdon para descifrarlo.

En Comentarios de reggaeton somos conscientes de la sobrecarga mental que estos versos pueden provocar, así que dejaremos al lector y oyente que reflexione sobre semejante despliegue de refinamientos y no se dilatará este análisis que bien podría extenderse. Rasel y Henry Méndez han llegado a lo más profundo de nuestros corazones, si bien el melómano pueda sentirse culpable, inexplicablemente, al escuchar esta retahíla de versos geniales que constituyen todo un ejemplo de la generación del 2010.

RaselAgradecimientos a Pablo por ilustrarnos

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